Las envolturas y las bolsas que nos dan a la menor provocación están marcadas como “biodegradable”o “reciclable” pero estas palabras distan mucho del hecho, porque si bien la humanidad también es rescatable, hace falta más que voluntad y algunos actos esporádicos para acceder a la salvación.

La economía circular también es un factor que no podemos considerar hasta que estemos involucrados y que involucremos a los demás. Los diseñadores, ingenieros y productores de hoy debemos estarnos cuestionando ¿de verdad necesito “eso” de plástico nuevo? ¿Puedo conseguirlo usado? ¿Puedo aprovecharlo para otra cosa cuando este pierda su propósito original?

A nivel histórico global, solo el 9% del plástico producido en la historia de la humanidad se ha reciclado, un 12% se ha incinerado y el restante 79% anda por ahí, en tiraderos, rellenos o de plano libres en la naturaleza. Pero mi bolsita dice “biodegradable”.

Hace unos años hice un ejercicio con Jerónimo Rosales, artista y comunicador formidable. La idea era prospectar al pasado los artículos que normalmente desechamos en la era actual, lo que resultó en una línea de tiempo que nos permite entender más fácil lo mucho que tardan en degradarse algunos productos, imaginando también la naturaleza acumulable de los desechos. Por ejemplo:
Año 1520 d.C. “Si la Malinche hubiera usado toallas sanitarias, habría usado 11 mil de ellas en toda su vida y todavía existirían todas.” (500 años para degradarse).
Año 521 d.C. “Si los escultores que tallaron las colosales cabezas olmecas hubieran usado baterías doble AA, esas baterías todavía existirían.” (1500 años para degradarse).

Las colillas de cigarros son el tipo de basura más común en el entorno natural, seguidos de botellas “desechables”, tapas de botellas, envolturas de comida, bolsas de supermercado, popotes y agitadores.2 Con la excepción de las botellas y las tapas de bebidas (que según reportes 90% se recicla en CDMX, 56% en el resto de la República3), si preguntas por estos desechos en el centro de reciclaje no te los venden. Y haré hincapié en el “venden” porque es la voz del mercado la que dicta lo que se recicla y lo que no. y el mercado solo quiere PET básicamente. Todo lo demás no es redituable como para pensar en recuperarlo.

La razón por la que estoy haciendo mi residencia en el PAD Jalisco, de la Jefatura de Multidisciplina y Diseño es porque estoy intentando conectar cables inconexos entre productos efímeros de diseño (Arquitectura y moda principalmente) y algunos desechos de materiales que por su fragilidad no se reinsertan típicamente en el ciclo de la vida del plástico. Estoy hablando de bolsas de polipropileno y polietileno de baja densidad.

Hace tres años que comencé a buscar alternativas para la lona plástica de PVC que se usa en la arquitectura inflable; comencé a andar este camino para desarrollar un material desplegado a partir de estos desechos, que permita una variedad de usos para otros creativos quienes como yo puedan estar buscando este tipo de respuestas en sus proyectos. Considero que los diseñadores tenemos el compromiso de abrir estos caminos que lleven al consumidor a dar con alternativas mejores de productos insertos en estas lógicas circulares.

Las posibilidades teóricamente son infinitas, pero solo lo que emprendamos y lo que establezcamos como NO NEGOCIABLE es lo que construirá la realidad en el futuro.



- Jambeck, J.R. https://jambeck.engr.uga.edu/landplasticinput ↩
- UN Environment – https://www.unep.org/interactive/beat-plastic-pollution/ ↩
- El Economista https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Reciclaje-en-Mexico-20191030-0001.html ↩